¿Qué privacidad?
Todas las mañanas mientras desayuno lo hago con mi tablet al lado para ojear la prensa y leer aquello que llame mi interés, deteniéndome más tiempo en la sección digital. Desde hace un tiempo hasta ahora las noticias sobre la privacidad y el robo de fotos, contraseñas, etc cada vez son más frecuentes y es que no existe empresa que tenga presencia en internet que no esté exenta de ser atacada, hackeada, etc.
Recientemente he leído noticias diciendo que han robado de la app de Snapchat las fotos de una famosa en situaciones íntimas y las han publicado, que han robado las fotos de usuarios de snapchat y han sido publicadas, pero también y tal vez hasta incluso más importantes los medios han publicado noticias sobre el robo de contraseñas de Dropbox, Facebook, Twitter e incluso Gmail provocando una gran alarma entre los internautas sobre la posible vulneración de su privacidad.
Tenemos que ser un poco menos alarmistas y ser un poco más conscientes, consecuentes y realistas con todo lo que hacemos en la red. Siempre que nos damos de alta en una web, una red social o nos descargamos una app, lleva anejo una cláusula de «condiciones de privacidad» que todo usuario tiene que aceptar si quiere disfrutar de la red social, la web o la app en cuestión y como casi siempre ocurre con los textos largos (estos no son letra pequeña, están en tamaño normal) no nos detenemos a leerlo. Las grandes como Facebook, Twitter y demás gastan grandes sumas de dinero en seguridad porque son blanco fijo de los hackers, pero igual que somos conscientes de la velocidad a que cambia internet, la seguridad también y siempre acaban encontrando fallos de seguridad por los que tener acceso a los datos.
Hasta ahí todo correcto, pero ahora llegamos a nuestra parte, a la parte del usuario. Quien más o quien menos tiene abierta cuenta en Twitter, Facebook, Instagram, Pinterest, Google+ y más de uno incluso en todas o incluso varias en cada una de ellas. Todo lo que subamos es susceptible de ser robado, es decir, esas fotos en Amsterdam, esas fotos de fiesta con los amigos, con los niños, con la familia, con el perro, etc. ¿Sabéis la cantidad de información que contienen las fotos? Dónde están hechas, a qué hora, con cuántas personas, qué llevas puesto, qué comiste y un larguísimo etc. Con el tiempo se nos olvida las fotos que hemos subido, los comentarios que hicimos y todo ello es información que nosotros solitos damos a red sobre nuestra privacidad, que cayendo en manos ajenas y a saber con qué intenciones, supone una información muy valiosa.
Así es que si no quieres que sufrir por tu privacidad y la de los tuyos, lo primero que hay que hacer es enterarse de cómo funcionan, qué pasa en caso de fallo de seguridad, quién es el responsable de que cosas y en función de ello que cada uno haga, suba y comparta aquello que considere oportuno.
Actualmente en las escuelas, la policía da charlas a los niños sobre el uso de las redes sociales, sobre la información que damos y que ven los demás y tratan de inculcarles un uso responsable y moderado de las mismas para evitar situaciones comprometidas o desagradables. Esa misma información es imprescindible para los mayores, pues igual que estamos atentos a lo que ocurre o pasa en la vida real, tenemos que saber lo que ocurre en la red y que ser conscientes que la vida en la redes es muy diferente a la real a pesar de que estén conectadas.
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