Si alguien tiene una explicación del poco valor que tiene la privacidad, que me la dé.
Hace tiempo que dejé de escribir porque entre otras cosas me cansé de luchar contra dragones y unicornios.
Está visto que el tema de la privacidad sólo importa cuando ocurre un escándalo mediático, es un tema absolutamente pasajero y que parece que sólo importa de verdad a las personas que trabajan diariamente con ello o que han sufrido en sus carnes el mal uso de la tecnología.
He impartido charlas, he debatido en mesas, he asistido a congresos y eventos de ciberseguridad, pero pasado un tiempo veo que muchas de esas personas que acudieron siguen con los mismos hábitos en cuanto a privacidad se refiere. Veo como todo tipo de centros escolares y sus responsables dicen que se preocupan por la educación y protección de los menores y sin embargo su comportamiento diario demuestra justo lo contrario, y ya no cabe la excusa del desconocimiento.
Estoy exhausto de oír la peregrina excusa de “no estamos haciendo nada malo” a pesar de haber explicado millones de veces que el peligro está fuera. ¿Es peligrosa una carretera? No veo que una carretera pueda hacerme daño alguno. ¿Y cruzarla? Depende, ¡verdad! Entonces ¿el peligro esta en la carretera o en los vehículos que circulan por ella?
Pues aquí pasa lo mismo, la red no es peligrosa, sino lo que circula por ella y de nosotros depende en gran medida lo que metemos en ella, fotos, vídeos, credenciales, etc.
Hoy me ha saltado un mensaje de actualización en mi portátil de la extensión que bloquea los anuncios. Su mensaje es claro, nítido, no deja duda alguna, “necesita algunos permisos para bloquear anuncios, aunque no quieren información sensible” Esos permisos consisten en leer información confidencial como contraseñas, números de teléfono y tarjetas de crédito.
Al fin y al cabo son cosas que nos piden todos los días cuando vamos al bar o al cine o cualquier lado ¿no? Cierto, pero la diferencia sólo está en que esa lectura puede ser almacenada y usada, como le pasó a mi amigo Gustavo, de repente se encontró que le cargaban en la tarjeta la suscripción de Netflix cuando él estaba en HBO o como a mi amiga Mónica, que le dieron de alta en un servicio de SMS Premium.
Al hilo de las suscripciones, el pasado mes de agosto, con la crisis de la lira turca, leí un artículo en El Confidencial, indicando cómo darse de alta en Netflix pagando menos usando una VPN de las muchas gratuitas que hay, para que se conectase desde Turquía pagar en liras turcas y no en euros.
Además de demostrar el autor del artículo su mezquindad, falta de ética y valores, demostró su falta de profesionalidad e información (algo muy extendido entre los periodistas) ya que entre otras cosas, los números de las tarjetas identifican la entidad emisora, el país, si es de crédito o débito, etc y el precio que puedes pagar es muchísimo más alto de lo que crees. Sólo hace falta que tengas descargada la app de Netflix en tu dispositivo, te metas para ver algo y estés conectado a cualquier wifi que no se conecte a Turquía a través de la VPN, o peor aún, que lo hagas a través de la indetectable red 3/4G de tu compañía de telecomunicaciones.
Creo recordar que si la cuantía supera los 400 Euros, la pena está entre 6 meses y 3 años de cárcel, pero de eso no menciona nada el autor.
Por cierto. Las VPN´s gratuitas ¿Sabéis por qué son gratuitas?
Rara es la semana que no se producen noticias de crackeos y robos de información personal. ¿Qué no se ha hackeado ya?
- Yahoo, Google, Microsoft, Apple, Amazon…..
- Facebook, Instagram, Twitter…..
- Entidades Financieras.
- Centrales nucleares.
- Bitcoins Wallets.
- Administraciones Públicas.
- Empresas privadas.
Si la empresa en la que trabajas no ha sido hackeada, sólo tienes dos respuestas, o ya ha sido hackeada y aún no lo saben, o serán el próximo.
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