Creo que es la mejor imagen para resumir lo que seguidamente os voy a contar que no es más que la historia real de lo que pudo haber sido y por qué no fue. Y es que la suma, la colaboración y la cooperación es lo que hace que los proyectos salgan adelante. 

Hace aproximadamente un año conocí a una persona que me hablo de un proyecto que había iniciado en solitario. Él era y es programador y usuario habitual de la compra online en supermercados. La experiencia de usuario le resultaba tan nefasta que se propuso cambiarla y se puso manos a la obra. Lo que me presentó me pareció una mejora de usabilidad tan radical que no sólo era una mejora, sino mucho más. 

Partiendo de la base que personalmente sólo he realizado tres compras en supermercados online, entre otras cosas porque me pareció sumamente tedioso hacerla, la solución en la que estaba trabajando ésta persona era algo sumamente sorprendente, al menos para mí. Así es que me ofrecí para ayudarle a contactar con personas del sector retail, del sector digital e inversores.

Nos sentamos con Nacho Somalo, creo que es de las personas que más experiencia tiene en el sector retail digital. Nos dio un feedback super interesante y nos recomendó que hablásemos con un Business Angel aunque estuviésemos en la fase inicial, pero quería contar con el feedback de otro experto del sector digital y con una enorme experiencia en el sector retail y porque entre otras cosas es el CEO del Máster que estaba haciendo en ése momento,  Nacho de Pinedo. Como ignorante que soy sobre el sector de los supermercados, los lineales y su funcionamiento, para mi su feedback fue aún mayor y además nos invitó a girar un poco el modelo de negocio que teníamos en mente, así es que se puede decir que su feedback fue doble. 

La tercera reunión fue con un experto de la tecnología como Marcelo Royán. No conozco a una persona que explique de manera tan sencilla algo tan complejo como los entresijos de internet, pero a pesar de ello cuando dos «techies» se juntan llega un momento en el que te pierdes y entré en modo «Joey Tribianni» de la famosa serie de Friends.Vamos que siempre es un placer escuchar y aprender de Marcelo, pero el feedback se lo llevó enterito mi compañero.

Ya con las ideas más claras, nos encaminamos a hablar con un especialista en marcas y patentes digitales antes de presentarnos ante un inversor. Aprendimos otra lección sobre su normativa y las triquiñuelas del sector, la verdad es que es un mundo el tema del copyright. 

Enfocado todo, me reuno con el inversor, le presento el proyecto y «eureka» suena la flauta y se interesa en el proyecto y es entonces cuando el castillo empieza a derrumbarse y yo con él. 

Mi compañero, que tuvo la idea y que desarrolló en solitario la aplicación con lo que llamamos el MPV (Mínimo Producto Viable) estimó un valor de entrada un «poquito» elevado, tanto que el inversor se retiró sin pensarlo, no sin dejar antes una oferta sobre la mesa con un 85% más baja, oferta que declinó de manera fulminante mi compañero y que unido a nuestra falta de sintonía en dicha fase, hizo que en cuestión de 1 día, los meses de trabajo anteriores, las llamadas, los contactos, los mail, las reuniones, etc, se fueran al traste. 

Hace poco un amigo me mandó un whatsaap.

Whatsapp

La moraleja de esto es la siguiente.

  1. Ten los objetivos claros.
  2. Designa las funciones de cada persona.
  3. Haz una hoja de ruta con sus hitos correspondientes.
  4. Plasma todo en un documento, en un pacto de socios y firmarlo.
    • Antes se daban la mano, ahora por desgracia eso no tiene validez alguna y si alguna de las partes se niega entonces es que no hay ni equipo ni objetivos ni nada que merezca la pena en lo que invertir tiempo y dinero.
  5. Se humilde.
  6. Todos somos prescindibles.
  7. Siempre habrá alguien que sepa más y sea mejor que tu. 
  8. Ten por seguro que te copiarán la idea o incluso ya estará creada.

 Aunque por lo general de mente ajena no se aprende, espero aportar algo con ésta experiencia que viví no hace mucho y de la que afortunadamente aprendí, a pesar de que me lo advirtieron «cienes y cienes» de veces, a aquellos que estén inmersos en un proyecto.