Llevo varios meses leyendo artículos sobre la cantidad de puestos de trabajo que va a destruir la tecnología, de cómo los robots van a quitarnos los puestos de trabajo y de cómo la digitalización ya está incidiendo en los salarios de los empleados.

¿De Verdad?

Todos los estados están incentivando a las empresas a adoptar e implantar la tecnología en ellas mediante subvenciones y cursos. Es innegable que la productividad en las empresas aumenta y mejora, pero hay ciertas áreas en las que está costando más de lo que creemos.

Esta ralentización de la inmersión tecnológica en las empresas puede venir dada por un factor humano muy importante, La Confianza. Los empleados se han ganado la confianza  por su preparación y su experiencia de las empresas, pero a los robots les cuesta bastante ganarse esa confianza. 

Cuando algo acontece en la empresa siempre hay un responsable humano al que culpar o alabar y éste a su vez disculpe o agradezca. ¿Se imaginan echar la culpa o alabar a una máquina? No me quiero desviar a la parte emocional del asunto que también tiene miga y mucha porque si no esto se alargaría demasiado.

Las empresas de Inteligencia Artificial es un ejemplo, el poder de la IA es incuestionable, se ha demostrado en innumerables ocasiones, pero una cosa es verla “manejada” por expertos y otra muy diferente dejarla entrar en “mi empresa” y ahí también entra en juego una parte del ego del CEO.

Sin ir más lejos, recientemente Facebook desenchufó dos sus máquinas de IA porque habían creado un lenguaje propio para comunicarse entre ellas y los ingenieros no comprendía lo que se estaban diciendo.

¿Se imaginan que la IA haya creado 300 mill de perfiles en la red social e interactúen con los demás? ¿Se imaginan que los clic que le cobra facebook o google provengan de una maquinita? «Vaya, ya estoy otra vez pensando mal, aunque la verdad es que esto en la bolsa sí que ocurre, pero no, seguro que marketing digital no.»

La IA es capaz de tomar la decisión correcta, mucho más rápido y valorando más variables y escenarios que el CEO de la compañía. Reconocer que una máquina es capaz de hacerlo mejor que uno mismo no es fácil. Si ya, a algunos, les cuesta aceptar que su compañero es mejor que él, imagínense aceptarlo si es una máquina.

Pero volviendo a la base, la tecnología en si, ésta no está siendo aceptada e implantada por las empresas a la velocidad que en teoría debería. Bloomberg ha hablado con varias compañías para saber el ritmo al que las empresas están adoptando la tecnología y por ejemplo el responsable de la planta de BMW en Carlina del Sur comentó que los robots los usan para tareas muy repetitivas, pero las tareas de alta complejidad y personalización son realizadas por humanos, es decir, sí, pero no.

Otro sector en el que está muy presente la tecnología y la IA es en los mercados financieros. Las máquinas de trading de alta frecuencia HFT (High Frequency Trading) fueron autorizadas en 1998 y son capaces de tomar decisiones en microsegundos.

El 80% del volumen de negociado en los mercados de los EEUU lo realizan éstas máquinas. Altos volúmenes y muy bajos márgenes las convierten en máquinas altamente rentables. Mueven más de 150.000 millones. 

Resumiendo:

¿Van a afectar en la productividad de los países? Sí, a mejor.

¿Van a destruir puestos de trabajo? Sí, pero también se van a crear otros.

¿Cuánto tiempo va a tardar en “invadir” las empresas? Ya lo están haciendo, pero a un ritmo más lento del esperado. El humano es quien tienen la llave y el que tiene que tomar la decisión aunque ésta igual está influida por una máquina porque se haya ganado la confianza del humano.