A principio de febrero tuvimos conocimiento de la noticia de los «falsos secuestros» que a pesar de haber aparecido en numerosos medios digitales y físicos, no se hizo mucho eco de ello en los informativos de las cadenas de televisión que siguen siendo el medio de mayor alcance en cuanto a información se refiere.

Falsos Secuestros

En México llegaron a proliferar tanto éste tipo de falsos secuestros que llegó un momento en que la gente no le daba importancia a la llamada y directamente colgaban el teléfono. 

Hoy, además de leerlo en prensa, he podido ver en alguno de los telediarios de mediodía  que la Policía ha localizado una banda de chilenos que se dedicaban a hacer éste tipo de secuestros, pero más allá de felicitar una vez más a la Policía por su trabajo, tenemos que tomar conciencia de la base de éste tipo de secuestros que no es otra que las redes sociales.

Es tanta la información que subimos y compartimos en las redes sociales que cualquier desconocido puede utilizarla con fines malintencionados y es que tanto en las redes como en la vida real los malos existen. 

Entre las redes sociales más utilizadas están, Facebook, Twitter e Instagram, pero ¿y LinkedIn? ¿Se han preocupado en ver qué, quién y cómo ven los terceros la información que hemos publicado? Tanto en Facebook como Instagram son redes en las que se publica más información personal sobre familia, hábitos y de los que se puede sacar una cantidad de información asombrosa como por ejemplo, desde dónde vivimos, dónde trabajamos hasta nuestras opiniones y sentimientos más personales.

Tenemos que ser conscientes que lo que publiquemos, aunque luego lo borremos, ya ha sido registrado por los servidores y a los servidores no tienes acceso, salvo que seas un gurú de la informática y aun así, te costará. Y tenemos que ser conscientes también que nuestra memoria es limitada, no somos capaces de recordar qué publicamos hace 3 meses  y bajo qué circunstancias, pero la de la red es ilimitada. 

Seamos precavidos, sensatos y usemos el sentido común, pues al fin y al cabo nuestra vida, la que nosotros publicamos está en la red y al alcance de todos, pero nosotros tenemos el poder de elegir qué publicamos.